Lo que para otros, diplomáticos de carrera enflusados y grises verbáticos es teoría, palabras rimbombantes de elite académica, para Chaderton, hombre de acción y descripción, se convierte en un hecho de la vida cotidiana que se abre al mundo de manera necesaria para conversar con la audiencia-familia después del trabajo político, nunca terminado para esta clase de seres estrujados por las horas, los días y años.
Inmersos en la guerra posmoderna y de percepciones, los suspiros de aire, los relatos reales y conexos, como el de este diplomático, se vuelven rompecabezas armados e indispensables dentro de una clave comunicacional chavista y revolucionaria, sintetizada por el mismo comandante en sus alocuciones y su pueblo a pueblo.
Chaderton, sin duda, no es hijo, pero sí hermano de Chávez, y expresa en lo internacional lo que está por venir y nuestros estilos narrativos a consolidar.
Un esbozo de historia de la guerra mediática
En la actualidad hay una gran disputa energética dentro, incluso, de las rutas planificadas para su transporte, mientras China edifica las Nuevas Rutas de la Seda que la llevarían a ser una de las principales potencias del mundo en medio del ascenso de un orden multipolar, como avizoraba Chávez. ¿Cuál es su visión en este contexto de lucha por la creación de este nuevo orden, con Estados Unidos buscando evitarlo a través de conflictos más intensos y complejos de describir?
En mis tiempos de embajador en Londres, recuerdo que en una visita oficial al secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, él afirmó que las próximas guerras serán por la energía y por el agua, y si hay algo que nos sobra en este continente –y Venezuela– son estos recursos naturales, tan importantes para el desarrollo de la humanidad y las naciones. Estas razones bélicas ya se ven en la sucesión alocada de grandes guerras, mini guerras, guerras ocultas y subterráneas, y en la reaparición de formas racistas y opresivas, que incluso se observan en los mismos Estados Unidos donde revive el problema racial y se observa cómo persiste una estructura social totalmente racista, a pesar de las aparentes formas de igualdad y acceso equitativo a posiciones sociales.
En este contexto, también se da la exacerbación del poder económico y el crecimiento desmesurado de la dictadura de la mass media, y aquí es cuando vale la pena hacer un breve recorrido histórico sobre cómo empieza la guerra mediática sin ir a los tiempos bíblicos, ni a Roma, Grecia, ni a las revoluciones panfletarias, sino limitarse a 1887, año en el que la cadena Hearst envía un corresponsal a Cuba para que tome imágenes de la guerra de independencia por su condición de dibujante.
El tema es que cuando llega a La Habana, se da cuenta que no hay imágenes que tomar y pide volver porque realmente se estaba aburriendo, pero su amo, el señor William Hearst, le responde: "Usted ponga las imágenes que yo pongo la guerra". A partir de ese momento se produce una campaña mediática feroz contra España hasta que un año después, en La Habana, estalla un acorazado estadounidense (conocido como Maine) debido a motivos extraños, y da la excusa para que Estados Unidos entre en guerra con España y le dé hasta con el tobo, lo que luego derivó en que interfiriera en el proceso de independencia de Cuba.
La primera gran operación de bandera falsa...
Casi 38 años después, se filma la película Ciudadano Kane, que por primera vez denuncia la imbricación de los intereses del poder mediático con el económico y político. Pero, obviamente, las guerras mediáticas continúan, pese a algunas resistencias individuales, y nos encontramos ya en los 50 con la persecución del senador borrachín y católico McCarthy contra todo aquel que fuese sospechoso de simpatías o militancia comunista, socialista y marxista, que desata una gran presión contra la prensa y la batalla individual del periodista Edward Murrow, quien tenía un famoso programa en el que terminaba diciendo "buenas noches y buena suerte".
Lo mismo sucedió en los 60 y 70 en plena guerra de Vietnam cuando Walter Cronkite, de CBS, fue el primero en informar lo que realmente estaba pasando allí, lo que demuestra que frente a la barbarie mediática, reflejo del poder económico, siempre hubo resistencias individuales, aún en Estados Unidos.
Es que hasta el presidente norteamericano Dwight Eisenhower, general de cinco estrellas y comandante en jefe de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, se quedó corto cuando dos días antes de entregar el poder denunció al complejo militar industrial e incluso transmitió su temor de que las academias y universidades se convirtieran en centros de investigación para la guerra.
Hoy en día ya son una corporación militar industrial, financiera y mediática, y éste es el poder que está enloquecido e inventa guerras como la de Irak, en la que con un total descaro llevaron a la ONU y la comunidad internacional a embarcarse en un conflicto contra un país que no amenazaba la seguridad de Estados Unidos.
Ejemplos como estos hay miles, y lo que vemos en la actualidad es una unificación progresiva de los medios de derecha para enfrentar a los movimientos sociales y a los pueblos libres. Especialmente Venezuela, a la que presentan como una dictadura violadora de los derechos humanos, pese al absurdo de que Estados Unidos sea el principal responsable de estos delitos en el mundo y controle las organizaciones que realizan estas denuncias.
El poder mediático y político ya penetró hasta esto, que antes en América Latina producía luchadores y luchadoras importantes, como el caso de las Madres de Plaza de Mayo, y ahora sólo se centra en expertos en derechos humanos que realizan una defensa acomodaticia y oportunista a través, incluso, de algunos casos que merecen ser considerados, pero en el fondo son una gran mentira funcional a la guerra mundial por la energía y el agua de la que hablamos.
Inmersos en la guerra posmoderna y de percepciones, los suspiros de aire, los relatos reales y conexos, como el de este diplomático, se vuelven rompecabezas armados e indispensables dentro de una clave comunicacional chavista y revolucionaria, sintetizada por el mismo comandante en sus alocuciones y su pueblo a pueblo.
Chaderton, sin duda, no es hijo, pero sí hermano de Chávez, y expresa en lo internacional lo que está por venir y nuestros estilos narrativos a consolidar.
Un esbozo de historia de la guerra mediática
En la actualidad hay una gran disputa energética dentro, incluso, de las rutas planificadas para su transporte, mientras China edifica las Nuevas Rutas de la Seda que la llevarían a ser una de las principales potencias del mundo en medio del ascenso de un orden multipolar, como avizoraba Chávez. ¿Cuál es su visión en este contexto de lucha por la creación de este nuevo orden, con Estados Unidos buscando evitarlo a través de conflictos más intensos y complejos de describir?
En mis tiempos de embajador en Londres, recuerdo que en una visita oficial al secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, él afirmó que las próximas guerras serán por la energía y por el agua, y si hay algo que nos sobra en este continente –y Venezuela– son estos recursos naturales, tan importantes para el desarrollo de la humanidad y las naciones. Estas razones bélicas ya se ven en la sucesión alocada de grandes guerras, mini guerras, guerras ocultas y subterráneas, y en la reaparición de formas racistas y opresivas, que incluso se observan en los mismos Estados Unidos donde revive el problema racial y se observa cómo persiste una estructura social totalmente racista, a pesar de las aparentes formas de igualdad y acceso equitativo a posiciones sociales.
En este contexto, también se da la exacerbación del poder económico y el crecimiento desmesurado de la dictadura de la mass media, y aquí es cuando vale la pena hacer un breve recorrido histórico sobre cómo empieza la guerra mediática sin ir a los tiempos bíblicos, ni a Roma, Grecia, ni a las revoluciones panfletarias, sino limitarse a 1887, año en el que la cadena Hearst envía un corresponsal a Cuba para que tome imágenes de la guerra de independencia por su condición de dibujante.
El tema es que cuando llega a La Habana, se da cuenta que no hay imágenes que tomar y pide volver porque realmente se estaba aburriendo, pero su amo, el señor William Hearst, le responde: "Usted ponga las imágenes que yo pongo la guerra". A partir de ese momento se produce una campaña mediática feroz contra España hasta que un año después, en La Habana, estalla un acorazado estadounidense (conocido como Maine) debido a motivos extraños, y da la excusa para que Estados Unidos entre en guerra con España y le dé hasta con el tobo, lo que luego derivó en que interfiriera en el proceso de independencia de Cuba.
La primera gran operación de bandera falsa...
Casi 38 años después, se filma la película Ciudadano Kane, que por primera vez denuncia la imbricación de los intereses del poder mediático con el económico y político. Pero, obviamente, las guerras mediáticas continúan, pese a algunas resistencias individuales, y nos encontramos ya en los 50 con la persecución del senador borrachín y católico McCarthy contra todo aquel que fuese sospechoso de simpatías o militancia comunista, socialista y marxista, que desata una gran presión contra la prensa y la batalla individual del periodista Edward Murrow, quien tenía un famoso programa en el que terminaba diciendo "buenas noches y buena suerte".
Lo mismo sucedió en los 60 y 70 en plena guerra de Vietnam cuando Walter Cronkite, de CBS, fue el primero en informar lo que realmente estaba pasando allí, lo que demuestra que frente a la barbarie mediática, reflejo del poder económico, siempre hubo resistencias individuales, aún en Estados Unidos.
Es que hasta el presidente norteamericano Dwight Eisenhower, general de cinco estrellas y comandante en jefe de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, se quedó corto cuando dos días antes de entregar el poder denunció al complejo militar industrial e incluso transmitió su temor de que las academias y universidades se convirtieran en centros de investigación para la guerra.
Hoy en día ya son una corporación militar industrial, financiera y mediática, y éste es el poder que está enloquecido e inventa guerras como la de Irak, en la que con un total descaro llevaron a la ONU y la comunidad internacional a embarcarse en un conflicto contra un país que no amenazaba la seguridad de Estados Unidos.
Ejemplos como estos hay miles, y lo que vemos en la actualidad es una unificación progresiva de los medios de derecha para enfrentar a los movimientos sociales y a los pueblos libres. Especialmente Venezuela, a la que presentan como una dictadura violadora de los derechos humanos, pese al absurdo de que Estados Unidos sea el principal responsable de estos delitos en el mundo y controle las organizaciones que realizan estas denuncias.
El poder mediático y político ya penetró hasta esto, que antes en América Latina producía luchadores y luchadoras importantes, como el caso de las Madres de Plaza de Mayo, y ahora sólo se centra en expertos en derechos humanos que realizan una defensa acomodaticia y oportunista a través, incluso, de algunos casos que merecen ser considerados, pero en el fondo son una gran mentira funcional a la guerra mundial por la energía y el agua de la que hablamos.
La "nación excepcional e indispensable" contra Latinoamérica (y el mundo)
Usted habló de un poder mediático, económico y político y una confluencia con el poder militar. Nombró una serie de hechos en los que esto se va dando, hizo un recorrido por lo que los ultracapitalistas llamaron el Fin de la Historia y el ascenso de Estados Unidos como el sheriff mundial con Irak como mayor ejemplo, y ahora determina que existe una gran represión y avance contra los movimientos sociales y los países que plantean una defensa a su soberanía ¿De qué manera se articula esta ofensiva en América Latina?
El imperio es cada vez más descarado demostrando todas sus miserias, e incluso pienso que se derrumbará por dentro, aunque no creo que viva para verlo. Por el momento, se caen pedacitos de piedra del muro que protege al imperio, que antes eran estructuras monolíticas. De todas maneras, la guerra mediática de cuarta generación continúa y no hay que confiarse porque detrás de ella viene la guerra real, pese a que con nuestros medios y las redes sociales se le han propinado algunas derrotas.
En términos militares hacen lo que sostienen los marines: primero se bombardea la playa para ablandar el terreno y luego llegan las tropas invasoras. En el caso de Venezuela, el ablandamiento es mediático y también tiene que ver con hacernos sentir mal con nosotros mismos, acomplejarnos, hacernos creer que este es el peor país del mundo.
Es tan fuerte la arremetida a nivel continental que pareciera que estuviésemos a la defensiva, pero es todo lo contrario, nuestros países caminan mucho mejor, mientras que los movimientos sociales y la izquierda están creciendo con sus respectivas diferencias y características y el pueblo responde al servicio que los gobiernos progresistas le cumplen.
En Nicaragua, por ejemplo, todo el mundo come y es el más seguro del continente. En Bolivia todos comen y ahora resulta que los bolivianos tienen dinero y distribuyen la prosperidad que antes no tenían porque se robaban todo, como acá. Cosas básicas. Uno antes de grandes sofisticaciones y aspiraciones nacionales o individuales, tiene que pensar en lo básico. El derecho básico es a la vida, pero si uno no come, se muere. Si uno no tiene derecho a la educación, tiene una vida miserable. Entonces ocurre que en muchos países del continente se produce una rebelión de manera pacífica, porque si yo como dirigente facilito la educación y el aprendizaje para el pueblo estoy transfiriendo instrumentos para su defensa y ganarle la guerra a los bandidos.
Por eso Chávez decía que estos tiempos no eran de lucha armada sino de confiar en el pueblo y que la sublevación sea por el voto popular. Es que es evidente que algo está pasando porque uno ve que los países del Caribe, que vienen de una formación conservadora de los británicos, apoyan consecuentemente a Venezuela y no se dejan naricear en la OEA. Eso ocurre solamente cuando el alma es más fuerte que el miedo y la amenaza, y existe gente que no baja la cabeza en circunstancias difíciles y no realiza acciones que no les sale del alma, como robar por mucho que haya en juego.
Pero estamos viviendo momentos de inmenso peligro porque el imperio está desatado y descarado, y sus aliados están acobardados. Ya el patio trasero de Estados Unidos no es América Latina sino Europa. Ya la OEA no es el ministerio de las colonias de Estados Unidos, ya no todo es lo mismo.
Usted habló de un poder mediático, económico y político y una confluencia con el poder militar. Nombró una serie de hechos en los que esto se va dando, hizo un recorrido por lo que los ultracapitalistas llamaron el Fin de la Historia y el ascenso de Estados Unidos como el sheriff mundial con Irak como mayor ejemplo, y ahora determina que existe una gran represión y avance contra los movimientos sociales y los países que plantean una defensa a su soberanía ¿De qué manera se articula esta ofensiva en América Latina?
El imperio es cada vez más descarado demostrando todas sus miserias, e incluso pienso que se derrumbará por dentro, aunque no creo que viva para verlo. Por el momento, se caen pedacitos de piedra del muro que protege al imperio, que antes eran estructuras monolíticas. De todas maneras, la guerra mediática de cuarta generación continúa y no hay que confiarse porque detrás de ella viene la guerra real, pese a que con nuestros medios y las redes sociales se le han propinado algunas derrotas.
En términos militares hacen lo que sostienen los marines: primero se bombardea la playa para ablandar el terreno y luego llegan las tropas invasoras. En el caso de Venezuela, el ablandamiento es mediático y también tiene que ver con hacernos sentir mal con nosotros mismos, acomplejarnos, hacernos creer que este es el peor país del mundo.
Es tan fuerte la arremetida a nivel continental que pareciera que estuviésemos a la defensiva, pero es todo lo contrario, nuestros países caminan mucho mejor, mientras que los movimientos sociales y la izquierda están creciendo con sus respectivas diferencias y características y el pueblo responde al servicio que los gobiernos progresistas le cumplen.
En Nicaragua, por ejemplo, todo el mundo come y es el más seguro del continente. En Bolivia todos comen y ahora resulta que los bolivianos tienen dinero y distribuyen la prosperidad que antes no tenían porque se robaban todo, como acá. Cosas básicas. Uno antes de grandes sofisticaciones y aspiraciones nacionales o individuales, tiene que pensar en lo básico. El derecho básico es a la vida, pero si uno no come, se muere. Si uno no tiene derecho a la educación, tiene una vida miserable. Entonces ocurre que en muchos países del continente se produce una rebelión de manera pacífica, porque si yo como dirigente facilito la educación y el aprendizaje para el pueblo estoy transfiriendo instrumentos para su defensa y ganarle la guerra a los bandidos.
Por eso Chávez decía que estos tiempos no eran de lucha armada sino de confiar en el pueblo y que la sublevación sea por el voto popular. Es que es evidente que algo está pasando porque uno ve que los países del Caribe, que vienen de una formación conservadora de los británicos, apoyan consecuentemente a Venezuela y no se dejan naricear en la OEA. Eso ocurre solamente cuando el alma es más fuerte que el miedo y la amenaza, y existe gente que no baja la cabeza en circunstancias difíciles y no realiza acciones que no les sale del alma, como robar por mucho que haya en juego.
Pero estamos viviendo momentos de inmenso peligro porque el imperio está desatado y descarado, y sus aliados están acobardados. Ya el patio trasero de Estados Unidos no es América Latina sino Europa. Ya la OEA no es el ministerio de las colonias de Estados Unidos, ya no todo es lo mismo.
¿Recomponer situaciones?
Se plantea la amenaza a los Estados-nación y su fragmentación como consecuencia del avance del proyecto de este 1% basado en un Estado global, con sede en Estados Unidos, en el que haya una masa laboral sobrante producto de una nueva fase tecnológica, lo que genera amenazas y crisis producto de este modelo civilizatorio y la necesidad de los conflictos interminables.
El ascenso de los movimientos populares tiene que ver con esto porque cuando uno escucha sobre fragmentación de los Estados-nación se acuerda de Yugoslavia, que era un país independiente del poder estadounidense y soviético, donde convivían naciones de diferentes orígenes y culturas, pero fue partida mediante una guerra estimulada por Estados Unidos contra Serbia, mientras se apoyaba a Croacia, que era un Estado semifachista con católicos de extrema derecha.
Lo que está pasando en Ucrania es parecido y asombroso porque la OTAN y Estados Unidos están intentando lograr lo que no pudieron ni Napoleón ni Hitler, que es rodear y ahogar a Rusia. Y por esas coordenadas va la fragmentación de Ucrania.
Pero en América Latina también pasó recientemente con el caso de la media luna separatista de Bolivia, que se evitó inmediatamente con una reunión de la Unasur en Chile. Claramente, estos movimientos separatistas son estimulados. Y en Venezuela sucede con los intentos de división de Táchira y Zulia que se conoció como el plan Balboa.
El Zulia, por ejemplo, podría ser tranquilamente autárquico ya que posee energía, produce alimentos en las tierras más fértiles de Venezuela y tiene fronteras internacionales y acceso al mar. En teoría es un lugar ideal para provocar una fragmentación que se produce desde lo interno y lo externo provocando fricciones entre países, creando condiciones para que haya guerritas y que después vengan las Naciones Unidas con Estados Unidos a "recomponer" las situación.
Lo interesante es que en la actualidad podemos encontrar focos de resistencia no convencionales para los que tenemos una visión de izquierda, ya que de pronto te encuentras con un derechista nacionalista antiyanqui. Incluso, a veces, se pueden producir encuentros en espacios de intereses comunes, pero, repito, el imperio está viviendo una etapa paranoica como nunca. Y si uno toma en cuenta lo que me dijo alguna vez un embajador gringo en Venezuela sobre que "todas las políticas son locales", esto en realidad significa que la política exterior de Estados Unidos está secuestrada por los cubanos de la Florida, un estado que garantiza la impunidad para los terroristas y es el reservorio de la escoria del continente.
Se plantea la amenaza a los Estados-nación y su fragmentación como consecuencia del avance del proyecto de este 1% basado en un Estado global, con sede en Estados Unidos, en el que haya una masa laboral sobrante producto de una nueva fase tecnológica, lo que genera amenazas y crisis producto de este modelo civilizatorio y la necesidad de los conflictos interminables.
El ascenso de los movimientos populares tiene que ver con esto porque cuando uno escucha sobre fragmentación de los Estados-nación se acuerda de Yugoslavia, que era un país independiente del poder estadounidense y soviético, donde convivían naciones de diferentes orígenes y culturas, pero fue partida mediante una guerra estimulada por Estados Unidos contra Serbia, mientras se apoyaba a Croacia, que era un Estado semifachista con católicos de extrema derecha.
Lo que está pasando en Ucrania es parecido y asombroso porque la OTAN y Estados Unidos están intentando lograr lo que no pudieron ni Napoleón ni Hitler, que es rodear y ahogar a Rusia. Y por esas coordenadas va la fragmentación de Ucrania.
Pero en América Latina también pasó recientemente con el caso de la media luna separatista de Bolivia, que se evitó inmediatamente con una reunión de la Unasur en Chile. Claramente, estos movimientos separatistas son estimulados. Y en Venezuela sucede con los intentos de división de Táchira y Zulia que se conoció como el plan Balboa.
El Zulia, por ejemplo, podría ser tranquilamente autárquico ya que posee energía, produce alimentos en las tierras más fértiles de Venezuela y tiene fronteras internacionales y acceso al mar. En teoría es un lugar ideal para provocar una fragmentación que se produce desde lo interno y lo externo provocando fricciones entre países, creando condiciones para que haya guerritas y que después vengan las Naciones Unidas con Estados Unidos a "recomponer" las situación.
Lo interesante es que en la actualidad podemos encontrar focos de resistencia no convencionales para los que tenemos una visión de izquierda, ya que de pronto te encuentras con un derechista nacionalista antiyanqui. Incluso, a veces, se pueden producir encuentros en espacios de intereses comunes, pero, repito, el imperio está viviendo una etapa paranoica como nunca. Y si uno toma en cuenta lo que me dijo alguna vez un embajador gringo en Venezuela sobre que "todas las políticas son locales", esto en realidad significa que la política exterior de Estados Unidos está secuestrada por los cubanos de la Florida, un estado que garantiza la impunidad para los terroristas y es el reservorio de la escoria del continente.
Entrevista por: Taroa Zúñiga.
Fuente: Misión Verdad
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