martes, 18 de noviembre de 2014

Chinos y Nachos: una aproximación antropológica

En Venezuela, ha habido tres especies fundamentales en la fauna política y social nacional en era reciente. Estos son los chavistas, los escuálidos y los "Chinos y Nachos". Ha habido en los últimos años un particular patrón de migración y ocupación del hábitat de los unos en detrimento de los otros. Esto ha preocupado a los interesados en la materia.
 
En esta oportunidad, estudiaremos a los Chinos y Nachos conocidos como "Escuálidos enchufadus en el Gobiernus". Son especímenes particularmente curiosos, una variante perteneciente a la familia del "Homo escuálidus recalcitrantis" que conocemos popularmente como "Escuálido". Por eso, intentamos hacer un breve análisis etnográfico para entender a este espécimen, caracterizado por "andar en un lado y chupando del otro" con quienes los chavistas compartimos el hábitat de la vida nacional. Veamos:
En mi oficina hay un par de Chinos y Nachos. Son de esa gente que odia su lugar de trabajo, los afiches de Chávez, la ropa roja, la labor que les corresponde hacer y que suelen hacer de muy mala gana, cuando la hacen. Son de esa gente que abiertamente ha apoyado a Capriles, y que aspira a ser jefes de la oficina "cuando al fin se acabe esta mierda", dicen. Por tener que lidiar con la "tortura" de estar rodeados de lo que odian, asumen que debemos ser considerados, condescendientes con ellos y cederles espacios, "por ser venezolanos", dicen.
Hay una plaga de Chinos y Nachos, al punto que es altamente probable que se les vea manejando un Chery. Ya que esa cuestión es ahora manejada por militares, por razones que la ciencia aún no logra explicar, ellos tienen una facilidad tremenda para tener círculos sociales tremendamente Chinos y Nachos, familiares, amigos, panas, hermanos de la esposa, de la querida, todos Chinos y Nachos. De ahí que cada vez que vemos un Chino y Nacho en un Chery, dirá: "Lo conseguí porque tengo buenas conexiones". Los chavistas somos "enchufados", los Chinos y Nachos gozan de buenas "conexiones".
Los Chinos y Nachos suelen ser gente bien elocuente. Se les puede ver en la colita pa'l crédito en cualquier sede de un Banco de Venezuela en el país. Como grupo social o tribu urbana (según la visión antropológica o sociológica con que se les mire), tienen rituales afines en hábitos de consumo. Por razones casi incomprensibles, suelen tener muchos de ellos, ejemplares de televisores de la marca Haier. En muchas ocasiones se les ve usando computadoras VIT o llevando en sus bolsillos algún dispositivo mobil inteligente marca VTelca.
Los casos de Chinos y Nachos en grandes manadas son similares a los comportamientos migratorios de muchas especies que viajan al sur en períodos de invierno boreal. Pero en este caso, los vemos en temporadas vacacionales viajando en sus vehículos e instalándose de manera masiva en esos santuarios para Chinos y Nachos llamados Hoteles Venetur. En algunas ocasiones son vistos quejándose, pero al mismo tiempo disfrutando de los servicios del teleférico Waraira repano, o acomodados muy cómodamente en el área VIP de los nuevos yates rápidos de la estatal Conferry.
Conversando sobre política, economía y sociedad, siempre críticos e inconformes, ácidos en su crítica, los vemos socializar entre sí. Es un ritual que suele ocurrir en los aviones de Conviasa, rumbo a algún destino tropical, no tanto para rituales con fines de apareamiento, sino con fines de cadiveo.
Se sabe de la existencia de Chinos y Nachos bajo el nombre de contratistas, haciendo fabulosos negocios con el Estado venezolano. Al parecer, es el Estado una de sus principales fuentes de financiamiento de su estilo de vida particular. De allí que su población no se ha visto diezmada, sino más bien multiplicada en los últimos años. De hecho, lo típico es a veces, cuando un espacio está disponible no sea ocupado por un chavista, porque ya hay un Chino y Nacho en él. Sucede en muchos casos.
Los Chinos y Nachos, por cuestiones evolutivas propias de la política, han aprendido el arte del camuflaje, haciéndose pasar por camisas rojas, cuando son camisas blancas o amarillas por debajo y con el bolsillo verde. No tienen escrúpulos si hay dinero en medio. Figuran casi en cualquier espacio y hacen alarde de llegar a sitios "adonde los verdaderos rojos no han llegado". Parece un fenómeno similar al de las migraciones por holandeses, escoceses, ingleses e irlandeses en el indómito oeste norteamericano. Se llevaron a muchos por delante para llegar hasta el Pacífico, así como los Chinos y  Nachos hacen para llegar a Miraflores.
Suelen tener una ética cuestionable, pues suele ser gente que practica la guarimba, asesina, o en todo caso, apoya y celebra ciegamente el asedio y asesinato de otras personas. A fin de que tal cosa "desestabiliza el régimen" incurren en el absurdo de la confrontación generalizada, y asumen que su acción es legítima. Su lógica puede ser tan absurda que un "alambre degollador" puede ser visto para ellos como un instrumento de paz. Mediatizados e idiotizados, los Chinos y Nachos apoyan lo que cualquier persona con mente sana no apoyaría, como eso de la confrontación abierta a sangre y fuego entre hermanos, intentar deponer un Gobierno para luego "ir luego detrás de todos los malditos chavistas".
Ha habido problemas entre los chavistas y los Chinos y Nachos recientemente. Puntualizo ahora las razones de este estudio.
Los Chinos y Nachos hacen alarde en la cara de los chavistas de lo mucho que ellos logran a expensas de los propios chavistas. Es casi una conducta generalizada que casi siempre tiene como respuesta el "Es que yo también soy venezolano". Normalmente, los Chinos y Nachos asumen ese discurso en circunstancias duras y horrendas que se han vivido en el país, generadas por sus líderes Chinos y Nachos. Golpe de abril, sabotaje petrolero, muerte de Chávez, guarimbas, etc. Siempre dicen que hacen lo que hacen "porque son venezolanos". Hacen casi cualquier cosa, apelando a derechos democráticos, "porque son venezolanos".
Los Chinos y Nachos suelen aparecer en conciertos financiados por el Gobierno chavista. Eso no tiene nada nuevo. El asunto es que lo hacen luego de fijar partido a favor del fascismo, en el pleno desarrollo de una horrenda oleada de guarimbas en el país, donde murieron 43 venezolanos(as) este mismo año. En épocas sensibles como esa, los venezolanos vimos quiénes fijaron qué postura para no olvidarla, para saber quién es quién. Pues nuestra desmemoria colectiva ha sido una repudiable carga histórica con la que nos ha tocado lidiar. Esta vez no queremos olvidar, como olvidamos en abriles del pasado.
En momentos tan duros como ese, que Chinos y Nachos asumieran la postura que asumieron, y que tal cosa se olvide con el pretexto de que "es que todos somos venezolanos", es reprochable. Que se les incluya en conciertos por el pretexto de que su "música" es para todos los gustos, hace parecer que no existiera la especie de los "Oscarcitos" y otros tantos por ahí, cantando con dinero del Gobierno en el bolsillo. Si analizamos, su música es casi idéntica de patética a la de Chino y Nacho, pero ese no es el tema en estudio. En todo caso, los Chinos y Nachos no son indispensables en esta oportunidad.
El problema no es tanto la aparición de los Chinos y Nachos en espacios privilegiados financiados por el Gobierno. El problema es que en casi todos los ámbitos de la vida pública nacional, hemos dado espacio, cedido derechos, dado beneficios y hasta privilegios a una gente que ha atacado al chavismo, desde adentro, con todo lo que tiene cuando lo han hecho.
Son gente que aún a expensas de los "espacios de pluralidad" que genera el chavismo, lo único que desea es la desaparición de la vida política del contrario, su desplazamiento, su fracaso, para ellos asumir el lugar que creen merecer creer. Lo triste es que para darles a ellos lo que ellos asumen que "es de ellos", hay que hacer a otros de lado. Si bien los derechos fundamentales y beneficios del Estado de bienestar deben ser para todos, ya sería momento de cuestionar a los que se benefician de tales cosas pero que al mismo tiempo intentan desmontarlas, jugando pa'l equipo contrario.
Nosotros no tenemos que abrirles las puertas en conciertos a los Chinos y Nachos para probar que no somos como ellos. Nosotros no somos igual que ellos, es que eso ya lo sabemos. Los chavistas y los Chinos y Nachos, no somos la misma cosa, nunca hemos sido la misma cosa, somos grupos societales clasificados como distintos por tener orientaciones políticas distintas. Tenemos 15 años y desde antes, demostrando que no somos igual que ellos. Pero una cosa es no ser como ellos, así de plastas como ellos, y otra, llegar al colmo de lo pendejo. Ya basta.
En tiempos de confusión e incongruencias, la respuesta no debe venir para acallar a la manada chavista por fijar postura contra los Chinos y Nachos. Lo sano es cancelarle el concierto a los Chinos y Nachos y decir: "Nos equivocamos. A esa gente ni agua", o decir algo más bonito, una explicación de otro tipo, "ellos cancelaron", "les salió otra vaina en Miami"; en fin.
Finalmente concluimos con esta investigación, llamando a las autoridades a quienes compete el asunt, para que tomen las medidas de preservación de los espacios, a los fines que se agilicen las medidas correspondientes a mantener a los Chinos y Nachos contenidos en sus espacios habituales, pues hemos demostrado que ya han invadido los de los chavistas de manera desmesurada y eso no ha significado políticamente nada positivo para el chavismo, sino más bien su desmoralización. Ese es el problema de fondo, pues lo que suceda en un concierto con Chino y Nacho, es una muestra de lo que ya ha ocurrido con rutina en muchos otros ámbitos.
Sobre Chino y Nacho, los cantantes, creo que no se les debería dar espacio en el Festival Caracas Suena. Más bien creo que deberían estar presos, pero más que por su payasada en la época de las guarimbas, por su música mierdera y denigrante, forma de vestirse y mal gusto. Pero en fin, somos una sociedad tolerante que apoya y aplaude a aquellos que logran cosas y que tienen algún compromiso cognitivo, personas sin ética que andan pendientes de recibirle real a los que atacan. Pero ese es un tema de gustos musicales, así que mejor lo dejo así.
Mision Verdad

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